Mi primera escuela de música.
Aquella
en la que descubrí tantas cosas, en la que empecé a amar la música, en la que
me encontré con un lenguaje para el que tenía cierta facilidad. Esa escuela en
realidad no fue un espacio físico.
Fue, y
es, la Radio. Primero RNE, con mis profesores, Fernando Argenta y Araceli
González Campa, y su programa “Clásicos populares”. Lo empecé a oír (sí, oír)
de casualidad, porque mi madre escuchaba la radio. Luego, con el paso de los
años, comencé a prestarle más atención, empecé a escucharlo.
Después
Radio Clásica, ¡mi gran escuela de música! Mi libro de texto era el Boletín
Informativo en el que se anunciaba toda la programación mensual. Impreso en
blanco y negro, con letras minúsculas, llegaba cada mes a mi buzón. Empecé
buscando en cada una de las hojas la abreviatura (clar.), escrita así, entre
paréntesis. La subrayaba e iba grabando con mi radiocaset, obras en las que el
clarinete tenía un papel destacado. Algún día os contaré mi anécdota sobre la
primera vez que escuché el Concierto para clarinete y orquesta de Mozart.
Poco a
poco fui ampliando mi cultura y con ella mis gustos musicales, por lo que mi
búsqueda ya no se limitaba al clarinete. Las obras que grababa tenían como
protagonistas a otros instrumentos. Otras veces mi selección dependía del
compositor o del estilo. Mi sed de conocimientos y mi curiosidad me llevaba incluso
a programar la alarma del despertador a altas horas de la madrugada para grabar
determinada obra que se emitiría en esa franja horaria.
El
Boletín se modernizó y se empezó a imprimir en color. También contenía mucha
más información. Para entonces yo ya estaba muy comprometida y ocupada con mis
estudios y ensayos musicales, y el boletín fue un valioso recurso del que
seguir aprendiendo. Hace años que no se edita. En este enlace he colgado
algunas imágenes del mismo, en las que podéis haceros una idea de cómo era,
gracias a las fotos que amablemente me hizo llegar en su momento Eva Sandoval
Díez, del programa “Grandes ciclos”. Desde aquí, ¡muchas gracias Eva!
Con el paso
del tiempo, y según fui avanzando en mis estudios, llegué a conocer
personalmente a alguno de los grandes músicos que me resultaban conocidos
gracias a ese boletín: profesores, solistas, compositores. Siempre recordaré a
Michele Carulli, solista de clarinete, cuando nos decía que no le gustaba nada
la versión de la Sonata de Saint-Saëns que se emitía cada poco.
Incluso
he tenido la ocasión de tener mi propio momento musical en Radio Clásica,
compartiendo programa con Forma Antiqva, @formaantiqva, nada más y nada menos. Fue con motivo
de la celebración de un Maratón Musical coincidiendo con el Día Europeo de la
Música. Por aquel entonces yo trabajaba en el Conservatorio del Valle del Nalón,
lugar desde el que se emitió el programa, y me enfrasqué en hacer un
monográfico con obras del compositor cubano Danilo Avilés. Un trabajo inmenso
en el que involucré a todo mi alumnado de entonces. Me comprometo a recuperar
dicha grabación. Seguro que les hace ilusión.
Radio
clásica, mi primera escuela de música, ha estado todo este año de aniversario.
Ha cumplido 50 años. Y he seguido y sigo aprendiendo de ella. Cualquier momento
es bueno para escuchar Radio Clásica. Sabes que no va a ser tiempo perdido.
Además cada vez resulta ser una emisora más cercana, participativa, didáctica,
más conectada a nuestra realidad, a la de todos, oyentes novatos, melómanos y profesionales. Una
radio que busca nuevos públicos mimando al de siempre, colaborando codo con
codo con ese afán que cada vez mueve a más músicos: conseguir que la música
clásica llegue a cuántas más personas mejor.
Los tres programas que más escucho en la actualidad son:
- el que comenté antes, "Grandes cilclos", con Eva Sandoval, @evasandobalRNE.
-
"Longitud de onda", con Fernando Blázquez, @ferblazrom y Yolanda Criado, @yolandacriado.
- y "Sinfonía de la mañana", con Martín Llade, @martinllade (Premio
Ondas Nacional de Radio 2016) y Ana Cortijo @Anitacorti.
Me
pregunto ¿cuántos niños de ahora saben de la existencia de Radio Clásica? También me pregunto si sus
padres escuchan esa emisora, y así sus hijos, como por casualidad, sin
enterarse, quizás se acaben enganchando a este maravilloso mundo de la música. La
disculpa para no hacerlo ya puede ser muy buena y tendrá que ser rebuscada,
porque en nuestros días, desde "A la carta", se puede acceder
cómodamente a cualquier programa.
Otra opción para adentrarse en este mundo
puede ser adquirir el cofre que Radio Clásica ha editado por su 50 aniversario. O
quizás el libro-disco “Sinfonías de la mañana” del anteriormente mencionado
Martín Llade. Lo sé, se acaba de iluminar vuestra cara con una amplia sonrisa. La que se te
pone cuando por fin logras despejar la duda sobre algún regalo para estas navidades. De
nada. Es un placer.
Yo despido este año dedicando la última entrada de mi blog a mi primera escuela de música, Radio clásica, y a todo el profesorado con el que me he nutrido, y me nutro, en ella. Por otros 50 tan fructíferos o más. ¡Mucha música, mucha salud y mucha Radio Clásica!
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